El hígado es el órgano más importante en los procesos de desintoxicación. Es la gran depuradora del organismo. Metaboliza y expulsa (a través del intestino y de los riñones) gran cantidad de sustancias. Estas sustancias vienen del exterior (toxinas, fármacos, pesticidas y otras muchas) pero también de nuestro propio metabolismo.
Por ejemplo, muchas hormonas se eliminan por esta vía, por lo que problemas en el hígado pueden determinar desequilibrios hormonales. Y también “residuos” del metabolismo celular, restos de bacterias y otras moléculas que el cuerpo no necesita y que si se acumulan pueden ser perjudiciales.
Además el hígado tiene otras funciones muy importantes: sintetiza gran cantidad de proteínas, activa hormonas, almacena glucógeno, es importante para el equilibrio de las grasas, produce la bilis y un largo etcétera.
Teniendo en cuenta la larga lista de acciones importantes que este órgano desempeña, cuidarlo debería estar en la parte alta de la lista de nuestras prioridades.
Cuando no lo hacemos, pueden aparecer problemas como el hígado graso, las piedras en la vesícula, desajustes hormonales, inflamación crónica, fatiga, sensibilidad a químicos, alergias, problemas en la piel…
¿Cómo puedes cuidar de tu hígado?
Podríamos dividir los cuidados del hígado en dos categorías:
- No sobrecargarlo
- Aportar lo que necesita para funcionar bien
No sobrecargarlo
En el mundo moderno esto puede ser difícil. Vivimos rodeados de sustancias químicas que nuestro querido hígado tiene que manejar.
Cómo reducir esta carga tóxica daría para varios posts en el blog. Si te interesa el tema, puedes visitar la web: www.hogarsintoxicos.org en donde encontrarás un montón de información sobre dónde se esconden los químicos más dañinos en nuestro entorno y qué opciones menos tóxicas existen.
En la dieta trata de comer los más “limpio” posible. Aquí van algunos consejos:
- Los alimentos ecológicos u orgánicos no siempre son accesibles para todo el mundo. Pero si tienes ocasión opta por ellos.
- Evita los alimentos ultraprocesados. Especialmente huye de las grasas trans, hidrogenadas o parcialmente hidrogenadas, tan abundantes en la industria alimentaria.
- Tomar muchos hidratos refinados como el azúcar y similares (jarabes de glucosa, etc), harinas refinadas, etc, es una de las causas del hígado graso. Elimínalos o al menos redúcelos al máximo.
- No tomes fármacos que realmente no necesites.
- Controla tu consumo de alcohol.
- Refuerza otras vías de depuración del cuerpo como las que comenté en el anterior post.
Aporta lo que necesita
Como podrás imaginar, para desempeñar tantas y tan importantes funciones, el hígado necesita muchos nutrientes. Te enumero algunos de los más importantes:
- Las vitaminas del grupo B: son un grupo variado de vitaminas muy importantes para que funcionemos bien. A parte de aportarnos energía y nutrir nuestro sistema nervioso, ayudan al hígado a desintoxicarse. Así que asegúrate una buena ingesta.
- Las verduras de la familia de las crucíferas (brócoli, coles, repollo, coliflor, coles de Bruselas, kale, bok-choi…): contienen ciertas sustancias que ayudan a metabolizar muchas moléculas, entre ellas estrógenos y otras hormonas.
- Alimentos ricos en azufre: la cebolla, el ajo, los huevos, la proteína Whey, son buenas fuentes de este elemento tan importante para el hígado. Es fundamental para sintetizar Glutation, el antioxidante más potente que poseemos.
- Amargos: hay una serie de plantas con sabor amargo que estimulan el funcionamiento del hígado y la secreción de bilis. No solo detoxifican sino que pueden ayudar a mejorar las digestiones. Diente de león, bardana, boldo, alcachofera, fumaria y muchas más pueden ser encontradas en infusiones y distintos preparados para ayudar al hígado.
- Otras plantas como el jengibre y el regaliz pueden encontrarse en estas preparaciones. La cúrcuma se ha usado durante miles de años para proteger al hígado, mejorar el flujo de bilis, además de ser un potente antiinflamatorio. Pruébalo en tus sopas, verduras o incluso en tus batidos e infusiones.
- El Cardo Mariano: es la hierba reina en cuanto al ayuda al hígado y no debería faltar en ningún protocolo de detoxificación. Su principio activo, el silimarin o silimarina también puede encontrarse como suplemento.
- La clorofila de las plantas es otro potente detoxificante, especialmente de los metales pesados. Incluye chlorela y espirulina, verduras de hoja verde, algas y té verde en tu lista de ingredientes.
- Más ayuda para tu hígado: la corteza de limón con el d-limonene, bioflavonoides de las uvas y frutos del bosque, otros componentes encontrados en especias como el romero…
- ¿Aún te queda algún hueco en tu carro de la compra? Pues si te queda no te vayas sin tu dosis de colina, nutriente importante para el metabolismo hepático. Obtenla de los huevos, la lecitina de soja (no transgénica) y los aguacates.
Como ves existen numerosas medidas que puedes implementar para cuidar de este importante órgano. Si lo haces día a día, no necesitarás sofisticados programas detox ni otras curas milagrosas.
¡Y ahora os dejo que voy a prepararme un brócoli al ajillo para que mi hígado esté contento!