DATE PERMISO PARA PARAR (y para sanar)

Hace poco vino una paciente a mi consulta porque sentía que “ya no podía más y no sabía a dónde ir”. Se sentía agotada; iba todo el día arrastrándose y, aun así, al llegar la noche pasaban las horas sin que el sueño llegase. Tenía infecciones de orina de manera recurrente, llevaba semanas tomando antibióticos de todo tipo y tenía tanto dolor que apenas toleraba estar sentada más de 10 minutos. El estrés en el trabajo era insoportable para ella. Estaba a cargo de una madre enferma y dependiente y cada vez se sentía menos capaz de cuidarla. Y con todo esto, su relación de pareja se había deteriorado tanto que había acabado en una separación. Se sentía tan sobrepasada que tuvo que pedir la baja.

Cuando sentimos que hemos tocado fondo, necesitamos empezar a tomar acciones para recuperarnos, recargar nuestras baterías y sanar.

Como decía una de mis mentoras, Andrea Nakayama, si estamos cansados lo primero que necesitaremos es descansar. Pero lo que parece tan lógico y sencillo, en la práctica no lo es tanto. Y es que la sociedad de hoy en día nos exige mucho. Debemos ser trabajadores modelo, emprendedoras intrépidas, estar súper preparados para todo, ser los mejores padres o madres, estar en forma, estar a la última en tecnología, estar al día en las series de moda, viajar a lugares exóticos… Si no consigues todo esto, eres un perdedor.

Si eres perfeccionista como yo, seguramente estos pensamientos no te son ajenos:

“Siento que hay algo más que debería estar haciendo o que ya debería haber conseguido”.

“No me siento nunca completamente preparada para una tarea, test, presentación, etc., aunque haya estado trabajando en ello duramente durante mucho tiempo”.

“Siempre creo que lo puedo hacer mejor.”

“Otros lo hacen mejor que yo”.

Desde pequeños nos meten en la cabeza que debemos “ser buenos o buenas”. Este querer ser buenos nos fuerza a tratar de agradar siempre; a no decir NO a proyectos o peticiones que sabemos que nos van a generar una carga importante de trabajo que no podemos asumir o que simplemente no queremos hacer; a buscar siempre la aprobación de los demás aunque por ello nos veamos perjudicados.

Estos patrones de pensamiento están tremendamente extendidos. Y es mucha gente la que se siente continuamente estresada, agobiada, con el agua al cuello. Siente que nunca tiene tiempo para nada y aun así no deja de llenar la agenda, de añadir ítems a la lista de tareas pendientes.

A muchos les mueve el miedo a no tener suficiente, el miedo al “¿y si?”: ¿Y si pasa algo y no tengo suficiente dinero, o tiempo, o lo que sea? Viven preocupándose continuamente por posibles problemas que puedan surgir y no tener recursos suficientes para afrontarlos. El problema de esta mentalidad es que nunca nada parece suficiente. Siempre se necesita más.

Esta forma de pensar nos pone en modo “amenaza” de manera crónica. Nuestro cuerpo siente que hay un peligro y se prepara para la pelea. Pone en marcha toda la maquinaria necesaria para ello: hormonas, sistema nervioso, sistema inmune… Y así un día tras otro. Y el resultado de este estado mantenido en el tiempo es que acaba agotando a nuestro organismo y nuestra salud se ve afectada. Y empiezan a aparecer toda una constelación de síntomas: fatiga crónica, insomnio, aumento de peso, desajustes hormonales, problemas digestivos, infecciones recurrentes, ansiedad, depresión, baja libido y muchos más. Y el problema es que estos desajustes pueden desembocar en problemas más graves: diabetes, enfermedades cardiovasculares, enfermedades autoinmunes, etc.

¡PULSA EL BOTON “PAUSA”!

Tu cuerpo y tu mente lo necesita. Hay que desactivar de vez en cuando el modo “amenaza” y encender el modo “relax”. En este modo todo se reequilibra. El cuerpo pone en marcha mecanismos para sanar, nutrirse, eliminar toxinas, reproducirse, tener energía.

Como dicen las normas de seguridad de los aviones: “ponte la mascarilla de oxígeno antes de ponérsela a otros”. Si tú no estás bien, nadie ni nada a tu alrededor lo estará. Si estás bien serás más efectiva en tu trabajo, tendrás más energía para disfrutar de tu tiempo, mejorarán tus relaciones porque no estarás irritable, ansiosa o cansada. No sólo tú te beneficias sino que todo tu entorno lo hace.

Pero para esto nos tenemos que dar permiso para parar. En la sociedad moderna se tiene la sensación de que dedicarse tiempo a uno o una misma es una pérdida de tiempo. Es egoísta. Y no es así. Te lo mereces. Y sólo estando bien, podrás desarrollar todo tu potencial.

Dedica tiempo para cambiar de modo “amenaza” a modo “relax”. Esto no siempre pasa espontáneamente, por el mero hecho de no hacer nada. Hay que crear este estado de “relax” de manera activa. Busca actividades que te relajen e inclúyelas en tu agenda. Estas actividades variarán según los gustos de cada persona. Algunos ejemplos son:

  • Meditación. Mindfulness.
  • Una sauna. Un baño caliente.
  • Un paseo por la naturaleza.
  • Yoga, tai-chi, Chi kung.
  • Ejercicios de respiración.
  • Llevar un diario.
  • Tener sexo.
  • Hacer una actividad creativa.

¿Se te ocurre alguna actividad más? Seguro que sí. De hecho, hay una actividad que tiene un lugar privilegiado y que he dejado fuera de esta lista porque necesita un poco más de desarrollo. Y es, nada más y nada menos que DORMIR.

Es prácticamente imposible apagar el modo “amenaza” si no dormimos lo suficiente. ¿Y cuánto es lo suficiente? Entre 7 y 9 horas. Y esto no es negociable.

Durante el sueño el cuerpo resetea los niveles hormonales, lleva a cabo tereas de eliminación de toxinas del cuerpo y del cerebro y se prepara para las actividades del día siguiente.

Y es que el sueño es tan importante que le dedicaré otros posts sólo para él.

Además del sueño y de las actividades relajantes, hay una serie de suplementos y plantas medicinales a las que puedes recurrir como ayuda para entrar en modo “relax”. Si quieres saber cuáles son, las comentaré en el próximo post.

Ahora te invito a que reflexiones: ¿te das permiso para parar? ¿dedicas tiempo a cuidarte, a descansar y desconectar? ¿duermes lo suficiente? ¿te pones la mascarilla de oxígeno antes de ponérsela a los demás?

Recuerda que si necesitas ayuda para recuperar el equilibrio y la energía, siempre puedes concertar una sesión de descubrimiento conmigo. Juntos podremos desentrañar lo que necesitas para recuperar tu salud.

 

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HOLA,
SOY ANA

Médica especializada en SIBO

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Durante los últimos 20 años he trabajado en distintos hospitales haciendo una medicina que no me satisfacía plenamente.

Por eso ahora trabajo de manera diferente.

Trato de conocer al paciente de una manera integral para descubrir la raíz de sus problemas, identificar sus características únicas y así poder diseñar un plan acción individualizado, holístico y efectivo.

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